Formación docente

En México, uno de los puntos que con mayor frecuencia se relaciona con la baja calidad educativa es el relacionado con la formación de los profesores. Por ejemplo, la licenciatura en educación primaria de 1997 se diseñó para formar a los docentes de acuerdo a las necesidades de la práctica cotidiana en las aulas, al enfoque didáctico y a la demanda de manejo conceptual que planteaba la reforma de 1993 (cuatro años después). Asimismo, en 1999 se reformó el currículum de las escuelas formadoras de profesores de secundaria para proveerlos de un mejor conocimiento de la asignatura, su conocimiento didáctico y su práctica. Sin embargo, esta reforma se implementó seis años después de que se reformó el currículum de la secundaria, lo que implica que durante seis años los profesores no fueron formados para enseñar el nuevo currículum escolar.

En ese sentido, una necesidad que se ha detectado es que las escuelas de formación inicial de maestros actualicen sus programas y elaboren nuevos materiales para preparar a los docentes frente a los cambios que han introducido las políticas educativas posteriores a la reforma. Por ejemplo, es importante capacitar a los maestros en el uso formativo de las tic y también aportarles conocimientos que les permitan interpretar los resultados de las evaluaciones estandarizadas, aprovecharlos y complementarlos con evaluaciones alternativas que aporten otras informaciones necesarias para comprender el proceso de enseñanza-aprendizaje, y también para tratar de evitar los efectos negativos del uso intensivo de estas pruebas estandarizadas.

A esta situación es necesario aunar el hecho de que frecuentemente los docentes deben atender grupos numerosos de diferentes niveles, lo cual provoca que dediquen poco tiempo a interaccionar con los estudiantes y sus padres, y tengan poco tiempo para preparar sus clases y evaluar a los alumnos individualmente. En el estudio Modelos innovadores en la formación inicial docente. Estudio de casos de modelos innovadores en la formación docente en América Latina y Europa (UNESCO, 2006),7 se proponen cuatro componentes fundamentales para una formación docente innovadora.

En primer lugar, que las instituciones de formación de maestros se reconozcan como entidades de cambio y comprometidas con la mejora del proceso formativo y sus resultados; con una actitud que lleve a buscar alternativas frente a los constantes desafíos planteados y cuya mirada conjunta esté más allá de una rutina cotidiana.

Otro elemento a considerar es la contextualización de la propuesta institucional en función de dónde se sitúa el entorno social y geográfico y su marco histórico.

El tercer componente innovador guarda relación entre los aportes pedagógicos y los organizacionales, es decir, lo pedagógico sin lo organizativo es inviable y lo organizativo sin lo pedagógico es ineficaz.

En cuarto lugar, es necesaria la existencia de un marco teórico que oriente el diseño y defina las estrategias de intervención implementadas. Detrás de cada propuesta debe haber un concepto de docente, de sistema educativo y de sociedad, surgidos de las reflexiones colectivas y reflejadas en el conjunto de las propuestas prácticas.

Para el caso de la educación superior se cuenta con estrategias como la del Programa de mejoramiento del profesorado de la sep creado en 1996 para elevar permanentemente el nivel de habilitación del profesorado con base en los perfiles adecuados de cada subsistema de educación superior, donde la eficiencia en la obtención del grado del programa es de 72% y que del total de graduados que alcanzaron el grado de doctor 32.5% se encuentra en el Sistema Nacional de Investigadores (SNI), 978 profesores.

Este programa se debe fortalecer para elevar la calidad de la educación superior, misma que está en función de múltiples factores, entre éstos quizás el más importante es el del profesorado de carrera.

Así, una propuesta innovadora de formación docente debe partir de un enfoque de abajo hacia arriba. Para que un proceso de transformación llegue a buen término, es necesario que la iniciativa, el impulso y la coordinación de los esfuerzos de cambio provengan del interior de la institución. La comunidad educativa deberá asumir y encabezar dicho cambio.

El profesorado debe ser capaz de realizar con calidad sus funciones, permitiéndoles comprender y comunicar sus conocimientos, que realicen sus actividades docentes y de generación o aplicación innovadora de conocimiento, distribución equilibrada del tiempo entre las tareas académicas. Por eso se propone dar continuidad a los programas para consolidar la formación de profesores de las instituciones públicas de educación superior y de todos los niveles, que tengan la capacidad de investigación docencia para profesionalizarlos y se consoliden en cuerpos académicos y grupos de investigación que eleven el potencial científico y tecnológico de las instituciones.

Se propone tomar en consideración el conocimiento producido en el contexto de la aplicación y con responsabilidad social.



7 unesco (2006), Modelos innovadores en la formación inicial docente. Estudio de casos de modelos innovadores en la formación docente en América Latina y Europa, M. Robalino Campos y A. Körner (coords.), Andros Impresores, Chile. También disponible en: http://unesdoc.unesco.org/images/ 0014/001465/ 146544s.pdf, consulta: 19 de octubre de 2012.