Analfabetismo

Nuestro país ha tenido avances considerables en materia educativa. De eso no hay duda, pero tampoco la hay en el sentido de que los rezagos son igualmente notables.

Debe reconocerse que a pesar de los logros y los avances en el ámbito educativo, el analfabetismo no ha podido ser erradicado. Su permanencia indica que no se trata de un asunto simple ni de fácil solución; por el contrario, es un problema complejo, vinculado con las condiciones producto de la desigualdad y la pobreza, que también han sido persistentes en el país; es la manifestación de algo más grave y profundo, de más difícil solución, es como la punta de un voluminoso iceberg.

El analfabetismo persiste en aquellos grupos sociales que están marginados, que no tienen acceso a muchos de los bienes y servicios a los cuales formal y supuestamente todos los mexicanos deberían tener acceso. Su persistencia tiene que ver con cierta reproducción de la estructura de la sociedad mexicana y de las diferencias sociales, que la mera alfabetización o, incluso, la educación escolar no pueden cambiar por sí solas. Los contextos sociales, culturales y hasta lingüísticos condicionan los procesos educativos y, por supuesto, también limitan los alcances de la alfabetización.

En 1970, cuando se consideraba analfabetas a las personas mayores de 10 años que no sabían leer ni escribir, el porcentaje era de 23.7%, equivalente a 7.7 millones de personas; para 2010, el indicador es de 6.9% de los mayores de 15 años. Sin embargo, en números absolutos son 5.4 millones de personas, de las cuales más de la mitad son mujeres e indígenas.4

El analfabetismo es un problema que nuestro país arrastra desde siempre. A lo largo de la historia del México posrevolucionario se han realizado grandes esfuerzos tanto para subsanar este problema como para incrementar las cifras de población educada y los años de educación promedio en nuestra población. No obstante, se mantiene una cantidad considerable de mexicanos que no saben leer ni escribir. Es cierto que casi la mitad de los analfabetos tiene más de 60 años, pero también debe tomarse en cuenta que más de medio millón son jóvenes entre 15 y 29 años, y más de dos millones tienen entre 30 y 59 años, es decir, son personas en plena edad productiva.

En el país la expectativa de vida promedio es de 75.4 años; por ello el ser analfabeto a los 60 años implica limitar la posibilidad de desarrollo de los adultos mayores durante más de 15 años. Todavía más grave es el caso de las mujeres, que constituyen la mayoría de los analfabetos y quienes tienen una esperanza de vida de 78 años.

El problema actual del analfabetismo en México es grave. La sociedad no puede seguir haciendo esfuerzos por avanzar en su desarrollo sin enfrentar de manera decidida y de una vez por todas esta grave deficiencia de más de cinco millones de mexicanos.

Si a los analfabetos sumamos casi 10 millones que no concluyeron la primaria y 16.4 millones que no terminaron la secundaria, tenemos un total de 32 millones de mexicanos mayores de 15 años que viven en condiciones de rezago educativo.


4 INEGI, Estadísticas históricas de México, 2010; y Censo de Población y Vivienda 2010.