Los retos de la educación superior

Los retos que enfrenta actualmente la educación superior en nuestro país podemos resumirlos en los siguientes: i) elevar la cobertura de forma significativa; ii) mejorar la calidad y iii) reducir las desigualdades regionales en el acceso a la misma y garantizar un financiamiento adecuado.

La matrícula de educación superior en nuestro país ha crecido 13 veces en las últimas cuatro décadas.13 Pasó de 2.1 millones de estudiantes en 2000 a 3.3 millones de alumnos en 2012. No obstante, este dinámico crecimiento ha sido insuficiente y altamente desigual por entidades federativas. La cobertura actual, 34.6%,14 significa que a pesar del esfuerzo realizado en las últimas décadas, en nuestro país, en el mejor de los casos, sólo tres de cada 10 jóvenes de entre 19 y 23 años pueden cursar estudios superiores. El total del grupo poblacional que se ubica en ese rango de edades es cercano a los 10 millones, por lo cual más de siete millones de jóvenes no estudian.

Cabe señalar que esta cobertura es significativamente menor no sólo en comparación con los países altamente desarrollados, que invierten seriamente en educación superior para que la totalidad de sus jóvenes en edad escolar tengan acceso a este nivel educativo, sino a la de países de similar desarrollo económico como Brasil, Chile y Argentina. Es incluso inferior al promedio actual de América Latina, que es de 37%.

A la baja cobertura en educación superior en nuestro país se suma el problema de los jóvenes que no estudian ni trabajan. Según la Encuesta Nacional de Juventud 2010, cerca de 22% de la población total entre los 12 y los 29 años de edad ni estudia ni trabaja. De éstos, la mayoría son mujeres, lo cual significa que en nuestro país cerca de 7.8 millones de jóvenes entre estas edades está en esa condición. Esto, además de ser un desperdicio del llamado “bono demográfico” con que cuenta nuestro país, es literalmente una bomba de tiempo, ya que los jóvenes excluidos de la educación media superior y superior están permanentemente expuestos a graves riesgos incluyendo delitos, actividades ilegales y adicciones.15

El reducido número de jóvenes que tiene acceso a la educación superior en nuestro país no es sólo un asunto educativo o económico, es un problema social. Además de ser un enorme desperdicio para la sociedad, es caldo de cultivo para que los jóvenes se aparten de los valores que permiten la convivencia civilizada. La falta de esperanza en el futuro es, quizá, el peor lastre que puede arrastrar un ser humano.



13 Juan Fidel Zorrilla, “Educación superior: ni cobertura ni calidad”, Reforma, Sección Educación, México, 15 de octubre de 2012, p. 10.

14 Gobierno federal, VI Informe de Gobierno, Anexo estadístico, septiembre de 2012.

15 Miguel Székely Pardo, “Del olvido a la oportunidad”, Reforma, Suplemento Educación, México, 15 de octubre de 2012.