Estado actual de la educación media superior

De acuerdo con la Ley General de la Educación, la educación media superior incluye el nivel de bachillerato, los niveles equivalentes a éste y la educación profesional que no requiere bachillerato o sus equivalentes (artículo 37). Esto es, el nivel educativo posterior a la educación básica y previo a la licenciatura, dirigido a los jóvenes de entre 15 y 18 años de edad. Se parte de reconocer que el grueso del esfuerzo educativo nacional, hasta la fecha, ha estado puesto de manera prioritaria en aumentar continuamente la oferta educativa para atender la demanda social por acceso a las escuelas de este tipo, de manera especialmente dramática durante los últimos 40 años, en los que la ems se incrementó 13 veces. El esfuerzo persiste, dado que se decretó su obligatoriedad en 2012, la cual deberá cumplirse plenamente en el ciclo escolar 2021-2022.

En la educación media superior se atendió, durante el ciclo escolar 2011-2012, a 4.3 millones de estudiantes en la modalidad escolarizada.20 Así 60.4% (2.619 millones) de la matrícula cursó estudios de bachillerato general, 30.7% (1.331 millones) bachillerato tecnológico y 8.9% (383.5 miles) en escuelas de profesionales técnicos. La matrícula atendida en educación media superior representa 12.4% del total del Sistema Educativo Nacional.

En la educación media superior tecnológica se identifican las escuelas formadoras de profesionales técnicos en distintas ocupaciones y el bachillerato tecnológico de carácter bivalente que, a su vez agrupa diferentes centros escolares y brinda cursos y modalidades de capacitación tecnológica en actividades industriales, agropecuarias, comerciales y de servicios, con su correspondiente certificación.

Equidad y justicia

  Las modalidades educativas de técnicos y profesionales técnicos medios dentro de la educación media superior fueron creadas para atender a grupos de población de escasos recursos que requerían una pronta incorporación al mercado de trabajo; estas modalidades educativas presentan un claro sesgo social.

  Los bachilleratos tecnológicos y las escuelas formadoras de profesionales técnicos tienen las tasas más bajas de eficiencia terminal (46.1) en el nivel medio superior.

  Un incremento sustancial de la matrícula en la ems para dar cumplimiento al nuevo mandato de una ems obligatoria depende de un aumento considerable en la eficiencia terminal de la escuela secundaria, ya que la tasa de absorción fue de 96.4% en 2009-2010.

  Debe hacerse un esfuerzo por aumentar la atención educativa, considerando que el problema se manifiesta de manera diversa entre planteles, instituciones, campo, ciudad y sobre todo entre los estados con  mayor demanda potencial sin atender, cerca de 20% en Oaxaca y aquellos otros con mayor demanda potencial atendida (más de 93% en Sonora).21

  Tales diferencias deben distinguirse del gran problema que representa, adicionalmente a la baja eficiencia terminal de este tipo educativo, que se ha mantenido en torno a 60% desde hace más de 30 años. El fracaso escolar que impide que los alumnos que ingresan a la EMS la concluyan exitosamente, incide directamente en la equidad de la sociedad ya que, como lo señala la CEPAL, en toda América Latina la obtención de una EMS completa es el pasaporte para escapar de la pobreza. Esta última consideración debe tenerse presente para no olvidar a todos aquellos que han sobrepasado la edad típica para estudiar la ems y quieren concluirla, asunto que también amerita atención de una manera efectiva.

Calidad y pertinencia

  Los retos actuales en materia de aumento de la cobertura y de la eficiencia terminal son relevantes pues inciden directamente en la calidad, la pertinencia y la equidad de este tipo educativo. En buena parte las deficiencias en materia de calidad, tal como se perciben en los resultados de PISA, de EXCALE y de ENLACE, están relacionadas con las condiciones bajo las cuales se logró multiplicar la matrícula.22 El logro de estos aumentos vertiginosos implicó que se desestimaran las condiciones bajo las cuales se debió y se debe operar y atender la oferta educativa de la EMS. Con tal afán se echó mano de los recursos disponibles en términos de personal, formas de organización, de contratación, de enseñanza y de configuración académica de los tipos educativos; de los programas de las materias y de orientación de los mismos. El sistema creció y tiene hoy en día otro perfil y otras características en términos numéricos en cuanto a planteles, profesores y, sobre todo, alumnos, pero no se modificaron las premisas formativas de los diferentes planes de estudio, aunque se hayan llevado a cabo numerosos cambios y adecuaciones curriculares.

  Los alumnos de profesional medio consistentemente obtienen los resultados más bajos en lectura y matemáticas en la prueba ENLACE, al comparar los resultados por modalidad educativa, lo cual los pone en desventaja si desean ingresar a las instituciones de educación superior para continuar sus estudios.

  Existe carencia de información sobre la calidad de la infraestructura con que cuentan las escuelas de profesionales medios.

  En las opciones de formación de profesionales medios se detecta una diversidad de programas de formación técnica y certificaciones diferenciadas, con contenidos y propósitos muy variados y específicos.

  La demanda hacia las escuelas dedicadas a la formación de profesionales de nivel medio ha tendido a descender desde la segunda mitad de la década de los noventa, producto de la falta de interés de los jóvenes por esta opción educativa.

  Se mantuvieron muchas de las formas de trabajar de los alumnos y sus profesores, en sus aulas y en sus planteles. La mayoría de los procesos formativos de los alumnos se sigue desplegando en condiciones muy parecidas a las que han prevalecido en las generaciones precedentes: clases expositivas, exámenes que privilegian la memoria y la algoritmia, cursos en los que se aprende viendo, oyendo y reproduciendo lo que dice el profesor, y no leyendo, escribiendo, indagando y argumentando. La docencia, por su parte, exhibe una fragmentación apabullante y cada asignatura aparece ante los ojos de los alumnos como si fuera la primera, la única y la última vez que se atiende ese asunto, con un enorme énfasis en el dominio de contenidos y en la memorización de conceptos, procedimientos y datos básicos.

  En tal perspectiva, la brecha entre lo que se obtiene en calidad y pertinencia de las formaciones y lo que requieren los alumnos hoy en día, en el mundo y en el país, es cada vez más grande. El rezago de las instituciones en materia de actualización es creciente y vulnera el centro mismo de la actividad educativa.

  Atención prioritaria deben tener las implicaciones del desarrollo tecnológico y comunicativo, así como sus usos en este tipo educativo (información digitalizada, bancos y sistemas de información, procesamiento de datos, entre otros).

  Asimismo es imperativo que las formaciones escolares logren que los alumnos lean y escriban inteligentemente para conducir y obtener conocimientos, para comunicar lo que se sabe y lo que aún se necesita saber, así como plantear diferentes alternativas ante preguntas, necesidades e intereses. Se trata de lograr que los alumnos representen de manera original, argumentando convincentemente un punto de vista novedoso y, de ser posible, sorprendente, o simplemente plausible. Tales capacidades implican un dominio alto de la escritura académica, de las matemáticas generales y de la capacidad de aplicar conocimientos para la resolución de problemas.

Planta docente

  En el ciclo 2009-2010 el sen contaba con poco más de 269 000 profesores de la ems trabajando en más de 14 000 escuelas y atendiendo a cerca de 4.4 millones de estudiantes; de ellos, 84.1% contaba con estudios de licenciatura y 8.3% con estudios de posgrado.23 Sin embargo, esos estudios corresponden a formaciones profesionales que no comprenden la preparación para desempeñarse como profesores de la EMS. La formación para la docencia es, por lo tanto, un asunto de la mayor relevancia. El perfil deseable del nuevo docente estará definido por el dominio de capacidades de índole profesional, tanto en lo que respecta a su disciplina, como en lo que atañe al aprendizaje de su disciplina por parte de los alumnos. Por esta razón, se ha señalado repetidamente la necesidad de instaurar mecanismos y lineamientos sistemáticos con base en criterios claros para la certificación de competencias docentes que contribuyan a conformar una planta académica de calidad (INEE, 2012:102).

  También se impone contemplar la modificación de las relaciones educativas entre este nuevo tipo de docente y sus alumnos, de los alumnos entre sí, de los docentes entre ellos, además de las que corresponden a todos estos actores con el conocimiento.

  Ese perfil no se obtiene como resultado de los programas de licenciatura actualmente disponibles en nuestro país. Debe reconocerse que no se obtendrá el perfil deseado a menos que se enriquezcan los programas de licenciatura y se creen programas de posgrado para formar verdaderos líderes académicos con la finalidad de modernizar la educación media que demanda el México del siglo XXI.

  Otro aspecto relevante es el tipo de contratación con que cuentan los profesores de la EMS. Sólo 18.4% del total es de base, 29% está contratado por honorarios, 29% es interino y 22.9%, temporal. Sólo 35% del total está contratado por más horas de las que atiende frente a grupo, lo que elimina cualquier posibilidad de trabajo colegiado sistemático, consistente y confiable. Es indispensable tener docentes altamente capacitados que funjan como líderes académicos, que impulsen y animen de manera concreta las metas formativas a este particular.



20 Lo que representa 146.1 miles de jóvenes más que en el periodo anterior y 15.8% más que al inicio de la presente administración.

21 INEE, 2011: 69.

22 Es importante señalar que las diferentes pruebas no pueden ser comparadas entre sí. Véase el apartado de evaluación de este mismo documento.

23 INEE, 2012: 59.