Educación media superior

El nuevo horizonte nacional e internacional, económico y laboral, tecnológico y social que condiciona las formaciones posbásicas en el mundo contemporáneo ha vuelto indispensable que las formaciones escolares logren que los estudiantes empleen capacidades verbales y matemáticas para conducir y obtener conocimientos, para comunicar lo que se sabe, lo que aún se necesita saber, así como plantear diferentes alternativas ante preguntas, necesidades e intereses. Se trata, asimismo, de lograr que los estudiantes representen, de manera original, argumentando convincentemente, un punto de vista novedoso y, de ser posible, sorprendente, o simplemente plausible. Tales capacidades implican un dominio alto de la escritura académica.

Es de la mayor importancia resaltar la prioridad que tendría identificar el desarrollo de la capacidad verbal y escrita de los jóvenes y el dominio de habilidades matemáticas genéricas como los elementos fundacionales para una formación exitosa en la educación posbásica.

El logro efectivo de estas capacidades en los estudiantes va a demandar que las instituciones y los estados desplieguen un esfuerzo extraordinario, que deberá contar con el apoyo del gobierno federal, a fin de lograr que nos dirijamos paulatinamente al logro de un perfil de egreso con calidad y pertinencia.

Además de los recursos financieros necesarios para la creación, el mejoramiento y la ampliación de la infraestructura en cuanto a edificios y equipamiento, es necesario avanzar en la coordinación del Sistema de Educación Media Superior y en las estrategias para la formación docente, como se describe a continuación.

Propuestas para la coordinación del Sistema de Educación Media Superior

Las recomendaciones que se formulan aluden a orientaciones que se considera necesario revisar a fin de poder encontrar las formas más equitativas y efectivas para impulsar la Educación Media Superior (EMS) al futuro inmediato. Cabe reconocer que las indicaciones deben distinguirse en función del tiempo para el que están previstas a fin de instrumentarse y obtener resultados. De igual manera, es preciso considerar de cuántas otras medidas se habrá de requerir para poder echar a andar una propuesta sobre bases firmes y sustentables.

En primer, lugar debe resaltarse la importancia de contar con una gran visión de conjunto que considere, más allá de la obligatoriedad del tipo educativo, las prioridades, las limitaciones y la diversidad de situaciones que comprende el amplio ámbito de la EMS en el país, ubicado con planteles en más de la mitad de los municipios de la nación, cerca de 250 mil profesores y 15 mil escuelas.

En ese contexto, cabe prever las necesidades de apoyo a dicha visión en materia de: a) dotación y mejora de las condiciones mínimas para el funcionamiento de una escuela de EMS en términos de biblioteca, laboratorios, así como equipo de cómputo y conectividad; b) impulso a la formación sistemática de profesores en una óptica de conjunto con lo que se requiere para la EMS mediante programas de licenciatura y posgrado afines y congruentes con este propósito; y c) producción de materiales de apoyo al Marco Curricular Común (MCC), propuesto en la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS).

Mejorar, racionalizar y homogeneizar el sistema de información sobre los estudiantes de la EMS, propuesta que sería compartida para todo el sistema educativo.

Mejorar la comunicación y la consulta entre la EMS y su contexto social, ya que la pertinencia del tipo educativo sólo puede mejorar si se profundizan los vínculos con la sociedad y la economía.

Establecer formas de comunicación entre todos los subsistemas e instituciones de EMS para consultar e intercambiar información sobre planeación, currículum y gestión académica.

Mejorar la transparencia del funcionamiento del sistema educativo en general, de los subsistemas y de las instituciones sobre sus planes y programas de estudio, financiamiento, metas, resultados y planes de trabajo.

Impulsar la mejor coordinación y conducción del sistema mediante una mayor precisión sobre el papel de los tres niveles de gobierno y de los diferentes tipos de instituciones públicas, respectivamente.

Establecer ciertos principios de equidad mínima para el apoyo a la educación y a los sectores y zonas menos favorecidos.

Crear un nuevo programa de servicio social específico para la EMS, para que los estudiantes participen en proyectos de apoyo a la equidad en la educación básica, mediante esquemas parecidos o congruentes con una nueva visión nacional del servicio social.

Impulsar la discusión de la función y el sentido de las materias clave de la EMS, en consonancia con la Reforma Integral de la Educación Media Superior (RIEMS) y el Marco Curricular Común (MCC).

Los docentes de la EMS

Como se señaló en el diagnóstico, en el ciclo 2009-2010 el SEN contaba con poco más de 269 mil profesores de la EMS trabajando en más de 14 mil escuelas y atendiendo a cerca de cuatro millones 054 mil estudiantes (INEE, 2012: 59). En el nivel nacional, la planta académica de la educación media superior se caracteriza de la siguiente forma: 54.3% de los profesores son hombres y 45.7% mujeres; del total, 85.3% imparte asignaturas académicas, 5.3% idiomas, 3.6% educación física, 3.1% tecnológicas y 2.6% artísticas. Más de la mitad de los docentes (58.9%) tiene una asignación frente a grupo por horas (es decir, de una a 19 horas semana-mes) y sólo 16.7% está dedicado a la función académica de tiempo completo. Respecto de los docentes titulados en licenciatura o más, se encontró que 77.5% del total cumple con esta condición, aunque cuando se trata de profesores de asignaturas académicas, este porcentaje asciende a 79.9%, mientras que el porcentaje de docentes especiales titulados (idiomas, educación física, tecnológicas y artísticas) se reduce a 63.7%.

Los bachilleratos de sostenimiento federal, cuyo control administrativo es centralizado del gobierno federal (cetis, cbtis, cbta, Cbetmar y ceb, entre otros), se destacan por presentar el mayor porcentaje de docentes varones (61.6%), uno de los porcentajes más altos de profesores de tecnologías (5.1%), el más alto porcentaje de docentes con asignación de tiempo completo (35.6%), así como la mayor proporción de docentes de asignaturas especiales titulados (75.3%).

Las escuelas de sostenimiento federal, pero de control administrativo descentralizado del gobierno federal (es decir, los Conalep de Oaxaca y el Distrito Federal, los ceti de Guadalajara y los Cobach de México), presentan tres rasgos particulares: la mayor cantidad de profesores de asignaturas tecnológicas (6.2%), las más bajas proporciones de docentes titulados, 70.5% en total, 75.2% de docentes académicos titulados, y apenas 42.7% de docentes especiales.

Otro aspecto relevante es el tipo de contratación con que cuentan los profesores de la EMS. Sólo 18.4% del total es de base, 29% está contratado por honorarios, 29% es interino y 22.9% temporal. Desde otro punto de vista, no puede perderse de vista que sólo 35% del total está contratado por más horas de la que atiende frente a grupo, con lo que se evidencia cómo la vasta mayoría sólo puede trabajar académicamente frente a grupo, lo que dificulta, si no elimina, cualquier posibilidad de trabajo colegiado sistemático, consistente y confiable.

El enorme reto de formar a un creciente número de estudiantes de los tipos medio superior ante los escollos que se interponen al logro de resultados educativos equitativos, de calidad, pertinentes para los jóvenes y para el país, y bajo condiciones de alta eficiencia terminal en todas las instituciones, entidades y para diferentes grupos sociales, en los diferentes tipos de municipios y regiones de México, requiere que se revisen en profundidad las maneras en que se encuentran organizadas las instituciones y los planteles.

Asimismo, se precisa enfatizar el valor de la docencia en la EMS como profesión. Esta concepción del quehacer docente obliga a poner énfasis en la alta responsabilidad que tiene el docente de educación media superior para lograr mejoras sustanciales en los desempeños de los estudiantes de este nivel educativo.

Por eso, para la obtención de un tipo de docente y de estudiante adecuados, no bastará confiar en encontrar las características deseables en personas que las reúnen gracias al azar o a la intuición merced al funcionamiento de los sistemas formativos actuales en el país. Es indispensable tener docentes altamente capacitados que funjan como líderes académicos, que impulsen y animen de manera concreta las metas formativas a este particular.

Abordar integralmente el currículum y la docencia. Esto implica asegurar que los futuros profesores cuenten con una formación que les permita saber resolver los problemas de formación y aprendizaje de los alumnos en materias específicas, considerando el contexto de la educación media superior contemporánea, el desarrollo físico y cognitivo del adolescente, el desarrollo de la didáctica en el campo disciplinar, así como un espacio para la práctica docente.

Se requieren programas y propuestas que: a) inspiren a los docentes y a los estudiantes, en lo individual y de forma colegiada; b) ofrezcan vías razonables y sostenibles de trabajo a ese efecto para todos; c) permitan fijar metas y evaluar las acciones emprendidas y los resultados encaminados para su logro; d) ofrezcan condiciones de contratación que permitan que el tiempo frente a grupo se enriquezca con horas pagadas para trabajo colegiado, tutoría y asesoría.

A su vez, el perfil deseable del nuevo docente estará definido por el dominio de capacidades de índole profesional tanto en lo que respecta a su disciplina como en lo que atañe al aprendizaje de su disciplina por parte de los alumnos. Ese perfil no se obtiene como resultado de los programas de licenciatura actualmente disponibles en nuestro país. En este caso, debe de reconocerse que no se obtendrá el perfil deseado a menos que se enriquezcan los programas de licenciatura y con la creación de programas de posgrado a este efecto, para formar estos verdaderos líderes académicos que se necesitan para modernizar la educación media superior que demanda el siglo XXI.

Es menester crear mecanismos que instauren, o en su caso fortalezcan, el trabajo colegiado, el seguimiento del desarrollo académico de todos los alumnos, las tutorías y las asesorías. La promoción de estos nuevos tipos de trabajo requiere ser retroalimentada a la luz de los resultados que se obtienen con los alumnos en términos de los grandes indicadores nacionales que ahora elabora el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE). En todos los planteles hace falta el impulso de, por lo menos, tres tipos de trabajo colegiado:


1.    El trabajo colegiado de los profesores que trabajan en un mismo ciclo educativo, con independencia de las materias que imparten, con el propósito de fortalecer las capacidades genéricas transversales, la obtención de acuerdos mínimos a este objeto, el seguimiento de los acuerdos validados y la toma de decisiones respecto de las responsabilidades que de tales ejercicios docentes se desprenden. Una línea de trabajo indispensable es el impulso conjunto, mediante el trabajo colegiado transversal, a la capacidad genérica de comunicación verbal oral y escrita, así como la capacidad de lectoescritura de textos académicos. El dominio de estas capacidades de comunicación y de lectoescritura es el fundamento sobre el que se puede acceder a una formación de mayor claridad en la EMS.

2.    El trabajo colegiado entre profesores que imparten la misma materia o materias afines, con el propósito de impulsar la racionalización de los procesos de enseñanza-aprendizaje de las diferentes asignaturas, lo que incluye distinguir entre contenidos indispensables y contenidos optativos, sistemas de evaluación, exámenes, elaboración de material didáctico, organización de asesorías y de desarrollo de las TIC aplicadas a la docencia.

3. Finalmente, está el trabajo colegiado de todo un plantel, lo que facilita las tareas de planeación y coordinación académica, la retroalimentación de la experiencia y la formulación de programas de actualización y autodesarrollo docente.


Por último, es imprescindible contar con estructuras académicas de licenciatura y de posgrado flexibles que permitan la inclusión de líneas optativas dirigidas a la formación docente, como línea de especialidad o salida profesional.

En éstas debiera establecerse un perfil deseable de conocimientos, habilidades y capacidades docentes a desarrollar mediante áreas optativas en los planes de estudio (licenciaturas y programas de posgrado en ciencias, humanidades, ciencias sociales y matemáticas), que puede presentarse de la siguiente forma:

  Capacidad de ejercer la docencia de manera ética, crítica y responsable para formar íntegramente al ser humano que pretende la EMS, asumiendo los conocimientos y valores sociales de la educación; en particular, se comprometerá con aquellos que le dan el carácter formativo al nivel medio superior, para preparar a sus alumnos hacia los estudios profesionales y para desarrollarse en la vida.

  Tal capacidad general se desplegará mediante la comprensión del adolescente en sus dimensiones biológica, psicológica, social y moral, para relacionarse de una manera respetuosa, constructiva y ética, detectando necesidades y dificultades que obstaculicen y sean causa de la deficiente calidad del aprendizaje en sus alumnos, apoyando su mejor desarrollo personal y desempeño académico.

   Capacidad de demostrar en su práctica docente dominio de los contenidos básicos del campo de conocimiento, así como de la didáctica de tales contenidos.

   Capacidad de sistematizar su práctica profesional llevando a cabo, de manera cotidiana, la planeación, la programación y la evaluación de su quehacer docente, con base en los avances más recientes de la disciplina y su didáctica, acorde con los objetivos y metas institucionales.

  Capacidad de aplicar en su práctica docente la adecuación didáctica de los contenidos disciplinarios de su especialidad y las técnicas de manejo y control de la dinámica grupal, con el fin de implantar transformaciones en la docencia que mejoren su desempeño profesional en múltiples ambientes de aprendizaje (aula, laboratorio, biblioteca, taller, práctica de campo, etcétera).

  Seleccionar y evaluar materiales didácticos y, en su caso, elaborar textos, multimedia, audiovisuales, software educativo y prototipos para su uso en aulas, talleres y laboratorios, utilizando metodologías y tecnologías eficaces y realistas, que promuevan el manejo de recursos bibliográficos y de información, y propicien aprendizajes significativos en sus alumnos.

•   Reconocer la docencia como su proyecto de vida, con una sólida formación científica, humanística, tecnológica o artística, según sea el caso, y asumir el compromiso de actualizarse permanentemente en los avances más recientes de su disciplina y de su didáctica.