Cobertura bruta por tipo y nivel de estudios

Según datos de la Secretaría de Educación Pública, la TBC por nivel alcanzó, en el ciclo 2011-2012, los siguiente valores relativos: 83.0% en preescolar, 102.8% en primaria, 96.8% en secundaria, 69.3% en media superior y 32.8% en la educación superior (cuadro 1).

En todos los niveles escolares que integran el Sistema Educativo Nacional se observa una tendencia creciente en el indicador de cobertura bruta. Las tasas correspondientes a la educación básica obligatoria se aproximan a un escenario de cobertura universal; en tanto que los datos para la educación media superior y superior expresan la persistencia, en ambos casos, de un déficit educativo importante. Conviene insistir, sin embargo, en que el indicador refleja, única y exclusivamente, las capacidades de atención a la demanda demográfica potencial.


Cuadro 1. Tasas de cobertura bruta por tipo y nivel educativo 2000-2013


Notas: Los datos del ciclo 2012-2013 son estimados
* Considera la matrícula de técnico superior universitario, educación normal y licenciatura universitaria y tecnológica. Incluye los sistemas de educación superior abierta y a distancia. No incluye posgrado.
Fuente: Elaboración. Presidencia de la República, 2012, Sexto Informe de Gobierno, Anexo Estadístico.


Como se muestra en el cuadro 2 que contiene los indicadores de rendimiento por tipo y nivel educativo, la eficiencia terminal en primaria y secundaria (95.1 y 84.2% respectivamente) indica que, aún en el ciclo básico obligatorio, persisten grados de pérdida escolar significativos. Estos datos implican que, cuando menos, una quinta parte de los inscritos en Sistema Educativo Nacional no consigue concluir siquiera la educación básica. Los factores de déficit escolar (insuficiente eficiencia terminal, alto grado de reprobación y abandono) son aún más agudos en los niveles subsecuentes, es decir en el bachillerato y en la educación superior.


Cuadro 2. Indicadores (%) de rendimiento escolar por tipo y nivel educativo 2000-2013


Notas: Los datos de los ciclos 2011-2012 y 2012-2013 son estimados.
Fuente: Elaboración. Presidencia de la República, 2012, Sexto Informe de Gobierno, Anexo Estadístico.


La distribución por estados de la tasa de cobertura bruta en los distintos niveles escolares muestra, en general, la persistencia de brechas asociadas a la condición socioeconómica prevaleciente en las distintas regiones del territorio nacional. Sin embargo, las diferencias observadas entre los niveles de educación básica (preescolar, primaria y secundaria) y los de educación posbásica (media superior y superior) muestran un desempeño claramente diferenciado entre niveles.

A partir de la educación secundaria, pero con claridad en los niveles de enseñanza media superior y superior se manifiesta una relación entre la condición socioeconómica de los estados y las capacidades de atención a la demanda educativa. En la media superior, salvo la excepción de Chiapas, cuyo indicador de cobertura bruta es superior a la media nacional (la TBC de media superior de Chiapas equivale a 64.6% y la nacional a 63.2%), los estados con los mayores índices de pobreza tienen niveles de cobertura consistentemente inferiores a la media nacional. En el nivel de educación superior esta pauta se repite aunque alcanza un nivel todavía más agudo (cuadro 3).

Dada la heterogeneidad que presentan los indicadores por nivel de estudios, conviene plantear algunas observaciones específicas para cada uno de ellos, a partir de las cuales rastrear los principales ámbitos, sociales y territoriales en que la desigualdad educativa alcanza una expresión más clara y significativa.


Educación primaria

La primaria es prácticamente universal o al menos cuenta con una infraestructura material y docente para brindar atención a la totalidad del grupo de edad correspondiente: seis a 12 años. A pesar de que este rango de edad incluye siete años, es el intervalo que la SEP maneja en las estadísticas que reporta. Casi la totalidad de los municipios y la enorme mayoría de las localidades cuentan con instalaciones y maestros, aunque existen poblaciones dispersas que aun carecen de servicios educativos y no ha quedado resuelta la atención a las poblaciones que migran regularmente dentro del territorio nacional. También importa resaltar que un número muy importante de los establecimientos de educación primaria son de carácter multigrado, así como el hecho de que subsiste una cantidad relevante de escuelas con un solo docente, sobre todo en comunidades del medio rural mexicano.

No analizamos aquí las diferencias existentes en términos de la calidad de los servicios educativos que se proveen en primaria. Debe establecerse, aunque sea de manera muy general, que existen importantes disparidades e inequidad en la calidad de los servicios educativos de preescolar y primaria. Una reciente evaluación general acerca del grado de avance de los indicadores de calidad del sistema de educación básica en México hace notar que, si bien se ha adelantado en términos de cobertura de los servicios y que, asimismo, se han logrado mejores resultados en el propósito de retener un mayor número de estudiantes en el ciclo básico, también es cierto que

persisten condiciones desfavorables en varios aspectos del entorno y, en lo relativo a los factores de la escuela, se aprecia que los esfuerzos desplegados, en especial en la forma de diversos programas de mejora, adolecen de deficiencias importantes en cuanto a su planeación, implementación, coordinación y evaluación, por lo que su eficiencia no puede menos que verse seriamente hipotecada. Se destaca una debilidad crucial: el que las políticas educativas de México no han dado una prioridad efectiva a la equidad (INEE, 2009).

Diversos estudios han evidenciado que los centros escolares en las zonas y regiones económicamente más vulnerables del país cuentan con los recursos materiales y humanos más precarios del sistema, por lo cual, a pesar de tener acceso a los programas de compensación centralizados, generalmente obtienen resultados educativos de mucho menor nivel que los alcanzados en los entornos socioeconómicos más protegidos (Schmelkes, 2005; INEE, 2008). Tal y como concluyen Backoff y coautores, “los resultados de aprendizaje se agrupan muy consistentemente de acuerdo con el capital cultural de los estudiantes, que a su vez está estrechamente relacionado con la modalidad de las escuelas” (Backoff Escudero et al., 2007: 18).


Cuadro 3. Matrícula y tasa bruta de cobertura por nivel escolar y entidad federativa. Ciclo escolar 2011-2012


Notas: 1/ Se refiere a los niveles de preescolar, primaria y secundaria.
2/ Incluye profesional técnica y bachillerato.
3/ Comprende educación normal, licenciatura y posgrado.
4/ Este indicador sustituye al de atención a la demanda. Los porcentajes de atención mayores a 100 se presentan, generalmente debido a que el indicador se construye a partir de dos fuentes de información diferentes: los registros de la matrícula escolar y las estimaciones del número de niños y niñas en edad escolar.
5/ Comprende educación normal y licenciatura escolarizada y no escolarizada.
Fuente: Secretaría de Educación Pública, 2012, Reporte de indicadores educativos [en línea], sep, http://www.snie.sep.gob.mx/indicadores_y_ pronosticos.html; consulta: 21 de octubre de 2012.


Educación secundaria

Los datos agregados para la educación secundaria muestran también altos niveles de absorción y cobertura. En el presente alcanzan 96.5 y 95.9% respectivamente. En este nivel de estudios la deserción escolar reportada es de 5.6% y la eficiencia terminal, de 82.9%, lo que muestra que aún es necesario poner atención en este nivel de estudios para alcanzar un pleno grado de universalización de la educación básica y evitar el crecimiento del rezago educativo.

Resulta conveniente señalar que en la secundaria el desempeño de los diversos tipos de servicio es sumamente desigual. En los últimos años se ha dado prioridad al crecimiento de la telesecundaria. Entre 1994 y 2003 la expansión por tipo de servicio de secundaria fue de 105% en telesecundaria, 31.6% en secundaria técnica y 13.5% en secundarias generales (Noriega y Santos del Real, 2004; Martínez Rizo, 2009).

La distribución municipal de los servicios de secundaria muestra que sólo 48 de los 2 457 municipios del país carecen por completo de infraestructura. Esta condición afecta a un total de 2 884 jóvenes, entre 13 y 15 años, con muy escasas posibilidades de acceso al nivel de estudios. Por otra parte, un total de 448 de los municipios del país cuenta exclusivamente con un plantel de telesecundaria. En estos municipios habitan casi 135 mil jóvenes de entre 13 y 15 años de edad y asisten a la telesecundaria únicamente 99 784. Este dato significa que en el bloque de municipios en que sólo existe telesecundaria la tasa bruta de cobertura alcanza un total de 74.1%, cifra muy inferior a la TBC nacional en este nivel de estudios (96.8%).

Los datos sobre la distribución de la matrícula de secundaria por tipo de servicio adquieren una dimensión particular al tomar en cuenta los indicadores de desempeño académico en este nivel. Conviene resaltar que, para lograr incrementar los indicadores de cobertura del servicio de educación básica obligatoria, el sistema de telesecundaria ha sido el segmento de mayor crecimiento. En la actualidad representa casi la mitad del total de planteles que operan en el territorio nacional, y en esta modalidad se atiende aproximadamente una quinta parte de la matrícula total de secundaria (Noriega y Santos del Real, 2004; Martínez Rizo, 2009).


Cuadro 4. Educación secundaria. Escuelas, alumnos y docentes por tipo de servicio (2010-2011)


Fuente: Secretaría de Educación Pública. Principales cifras ciclo escolar 2009-2010 [en línea], sep, http://168.255.106.22/principalescifras/ consulta.aspx;
consulta: 21 de octubre de 2012.


Cuadro 5. Municipios que ofrecen telesecundaria exclusivamente en los estados
con mayor proporción de población atendida por telesecundaria. Datos 2010


Fuente: Elaboración: Datos escolares SEP, Estadísticas históricas nacionales [en línea], SEP <http://www.dgpp.sep.gob.mx/Estadi/nacional/index. htm>; consulta: 21 de octubre de 2012. Datos demográficos INEGI, Censo de Población y Vivienda 2010 [en línea], INEGI <http://www.censo2010. org.mx/>; consulta: 21 de octubre de 2012.


De acuerdo con los resultados de la prueba ENLACE (Evaluación Nacional del Logro Académico en Centros Escolares), que aplica la SEP desde 2006, los estudiantes de telesecundaria han tenido el desempeño escolar inferior en comparación con las otras modalidades de educación secundaria, situándose por debajo de la media global en las áreas de español, matemáticas y ciencias naturales.

Por ejemplo, en la edición 2008 de la prueba, el puntaje promedio de los alumnos de telesecundaria fue de 472.9 para español, mientras que la media global alcanzada en esa materia fue de 514.1. Para matemáticas y ciencias naturales los puntajes promedio globales fueron de 519 y 488.7, respectivamente, pero la telesecundaria apenas logró obtener puntajes de 506.2 y 465.1 en estas áreas. Para el caso de matemáticas, en los tres años en que se ha aplicado la prueba, más de 50% de los alumnos ha tenido el nivel calificado como “insuficiente”.

Asimismo, la evaluación Excale (Exámenes de la Calidad y el Logro Educativos) 2005 a cargo del INEE, señaló que los estudiantes de telesecundaria de tercer grado obtuvieron puntajes promedio significativamente inferiores a los de sus pares de otras modalidades, tanto públicas como privadas, en las áreas de español, matemáticas y escritura. Mientras que la media nacional en español y matemáticas fue de 500, los alumnos de telesecundaria obtuvieron niveles de 451.8 y 472.9 puntos respectivamente, y en escritura alcanzaron 486.5, cuando la media nacional fue de 513.9. De esta prueba también se desprendió que el porcentaje de estudiantes de tercer grado de secundaria ubicados por debajo del nivel básico en las áreas evaluadas era de más de la mitad para el caso de telesecundaria, con 51.1% para español, 69.5% para matemáticas y 62.1% para escritura.

Las evaluaciones nacionales sobre la calidad de los servicios educativos de primaria y secundaria han demostrado la existencia de una relación estrecha entre los resultados que obtienen los alumnos en pruebas estandarizadas y las condiciones del entorno socioeconómico de la escuela, lo que implica la prevalencia de una enorme heterogeneidad, segmentación y desigualdad. El hecho de que las escuelas comunitarias, como las primarias indígenas, o la telesecundaria, ubicadas mayoritariamente en el ámbito rural, exhiban los datos de desempeño más bajos, muestran la necesidad de que los estudiantes provenientes de los sectores y zonas más desfavorecidas de la sociedad lleguen a contar con servicios educativos enfocados ex profeso a remontar las evidentes desventajas de capital cultural de los mismos.


Educación media superior

Los datos e indicadores correspondientes al nivel de enseñanza media superior muestran un cambio significativo respecto a los previos. En primer lugar, aunque la capacidad total de absorción del egreso de secundaria es alta (96.7%), la tasa de cobertura bruta del grupo de edad de 16 a 18 años se reduce a 66.7%. Lo que quiere decir que aunque parece existir una capacidad instalada suficiente, en la práctica las oportunidades de acceso se limitan sólo a dos terceras partes de este grupo. Además el indicador de eficiencia terminal (63.3%) da cuenta de que este nivel está operando como un filtro que inhibe la deseable distribución de oportunidades educativas, más allá de la educación básica.

La comparación de brechas de cobertura entre entidades federativas correspondientes a la educación secundaria y a la media superior enfatiza aun más las desigualdades de cobertura de la educación media superior. En secundaria la diferencia va de 87.1% de cobertura en Yucatán a 113.3% en el Distrito Federal. En media superior el indicador oscila entre 55% en entidades como Quintana Roo, Michoacán y Guerrero con coberturas superiores y 75% en Baja California Sur, Colima, Hidalgo, Nayarit, Sinaloa, Sonora y Tabasco. El Distrito Federal constituye una clara excepción al alcanzar 103.8%, lo que se explica por su condición metropolitana.

El número de municipios sin instalaciones escolares se incrementa notablemente en la media superior. Del total de municipios del país 378 (15%) carecen de planteles y servicios educativos de este nivel, lo que corresponde a un total de casi 67 mil jóvenes entre 16 y 18 años prácticamente excluidos de la posibilidad de acceder a la media superior.

Existen además 700 municipios que cuentan sólo con un plantel de educación media superior. En la gran mayoría de los casos de municipios con un solo plantel, éstos corresponden ya sea a centros de telebachillerato o bien a sedes del sistema de Educación Media Superior a Distancia (EMSAD), dependientes de los Colegios de Bachilleres (ColBach) o de los Centros de Estudios Científicos y Tecnológicos (CECYT) de los estados. En total son 1 078 los que carecen de oferta en ese nivel o tienen un solo plantel, lo que corresponde a 43.9% de los municipios del país y comprende a más de 410 mil jóvenes de 16 a 18 años.


Educación superior

Los temas de cobertura y trayectorias escolares en el ámbito de la educación superior han sido ampliamente explorados y sobre ellos se han desarrollado múltiples líneas de análisis, tanto metodológicas (por ejemplo: Camarena, Chá­vez y Gómez, 1985; Tinto, 1987; ANUIES, 1989; Bautista-Roldán, 1996; Blanco y Rangel, 2000; ANUIES, 2001; Valle Gómez Tagle, Rojas Argüelles y Villa Lozano, 2001), como de estudios empíricos (por ejemplo: Chaín Revueltas, 1995; González Martínez, 1999; Martínez Rizo, 2001; Romo López y Fresan, 2001; De los Santos, 2004; Cu Balán, Mass Ortegón y Sarabia Alcocer, 2008; García Robelo y Barrón Tirado, 2011). La bibliografía sobre estos temas coincide en destacar la importancia diferencial de factores de orden socioeconómico, de la naturaleza de la oferta educativa, así como de las reglas y prácticas institucionales, en las posibilidades de acceso y logro escolar.


Cuadro 6. Municipios que carecen de plantel de educación media superior.
Estados con al menos un municipio sin plantel. Datos 2010


Fuente: Elaboración: Datos escolares sep, Estadísticas históricas nacionales [en línea], sep <http://www.dgpp.sep.gob.mx/Estadi/nacional/index. htm>; consulta: 21 de octubre de 2012. Datos demográficos inegi, Censo de Población y Vivienda 2010 [en línea], inegi <http://www.censo2010. org.mx/>; consulta: el 21 de octubre de 2012.


La educación superior en México comprende los estudios de técnico superior universitario (TSU), educación normal de nivel licenciatura, programas de licenciatura universitaria y tecnológica, así como el posgrado. A diferencia del resto de los niveles educativos del sistema, en éste la participación del sector privado es cuantitativamente representativa. Considerando el tamaño de la matrícula respectiva, en la actualidad un tercio de los estudios de licenciatura y más de 40% del posgrado forman parte del segmento privado.

No obstante la pauta de privatización apuntada, hay que agregar que, durante el último sexenio, el segmento público desarrolló una tendencia de crecimiento bastante dinámica en términos generales. De 2006-2007 a 2011-2012 el sistema en su conjunto pasó de 2.5 millones a 3.1 millones de estudiantes, es decir, se agregaron más de 500 mil lugares a la infraestructura existente. De este crecimiento, casi 70% se debió a ampliaciones de la oferta pública.

Durante el sexenio, el crecimiento en el sector público se realizó mediante la creación de 92 nuevas ies, casi en su totalidad correspondientes al subsistema tecnológico integrado por institutos y universidades tecnológicas, así como por universidades politécnicas. A esta infraestructura se agregó el establecimiento de más de cincuenta extensiones de ies previamente existentes, cifra que incluye, principalmente, la creación de nuevos campus en el subsistema de universidades públicas de los estados. No menos importante en la generación de un mayor número de espacios en la educación superior pública han sido los desarrollos de programas de educación a distancia. En el presente una décima parte de la matrícula pública de nivel licenciatura corresponde a esta modalidad (Tuirán, 2011). En el lapso que abarcan los ciclos escolares 2006-2007 a 2011-2012, el sistema de educación superior del país presenta los siguientes indicadores de cobertura:

 

a) De 24.3 a 29.4% entre 2006-2007 y 2011-2012, tomando en cuenta la matrícula escolarizada en los niveles TSU y licenciatura.

b) De 25.9 a 34.4% entre 2006-2007 y 2011-2012, tomando en cuenta la matrícula escolarizada y no escolarizada en los niveles TSU y licenciatura.

 

La expansión del sistema mejoró también los indicadores de cobertura a nivel estatal. Según la información más reciente, son ya 24 las entidades federativas que sobrepasan el nivel de 25% en este indicador, cuando en el año 2000 únicamente siete entidades superaban esta tasa. Debajo del umbral de 20% de cobertura permanecen los estados de Quintana Roo, Chiapas, Oaxaca y Guerrero. En el extremo opuesto se encuentran los estados de Colima, Nayarit, Nuevo León, Sinaloa y Sonora con tasas en torno a 40%. De nueva cuenta el Distrito Federal se separa de todas las entidades al contar con una tasa de más de 70 por ciento.

Al considerar la distribución municipal de la oferta sobresalen datos que permiten una mejor aproximación a la problemática de las desigualdades de acceso a este nivel educativo. En primer lugar, que del total de municipios del país sólo 582, es decir 23.5%, cuentan con algún servicio de educación superior en cualquiera de sus modalidades y formas de sostenimiento.

Las mayores concentraciones de matrícula, y por lo tanto de cobertura, recaen en las capitales de los estados, en las áreas metropolitanas, así como en ciudades de tamaño intermedio. En cambio, en los municipios del ámbito rural, en ciudades pequeñas, en las zonas fronterizas del país, así como en la región costera el número de ies públicas o particulares resulta claramente insuficiente para atender la demanda. La pauta de centralización que anteriormente se circunscribía a la capital de la República y a las principales ciudades del país se ha modificado, pero aún prevalece una tendencia centralizadora en el ámbito estatal, en donde, salvo contadas excepciones, las capitales de las entidades federativas concentran los servicios públicos y privados de educación superior (cuadro 7).

Por último, cabe añadir que en la distribución territorial de la oferta se percibe una tendencia según la cual las universidades públicas, es decir las ies con mayores recursos académicos y financieros, se asientan en las capitales estatales, ocasionalmente con sedes descentralizadas, y el resto de los municipios es generalmente atendido por ies tecnológicas o escuelas normales. En los últimos años, el sector privado ha buscado extender su oferta de educación superior tanto en las cabeceras municipales estatales como en algunas ciudades de tamaño medio, de modo tal que no es infrecuente el caso de municipios cuya oferta de educación superior consiste en ies tecnológicas, escuelas normales y algún establecimiento universitario de carácter privado, es decir, en los cuales está ausente la oferta universitaria de carácter público.


Recapitulación

En este apartado se han presentado datos que, en relación con los niveles de educación básica (preescolar, primaria y secundaria), contrastan con los rangos de cobertura bruta alcanzados mediante indicadores deficitarios de trayectoria escolar (absorción, abandono y reprobación). A pesar de que la gran mayoría de los estados de la República, y también en el promedio nacional, se reportan tasas de cobertura bruta cercanas y aun superiores a 100%, hay evidencia de que no todos los alumnos en los rangos de edad correspondiente consiguen culminar la educación básica obligatoria. Este problema es particularmente notable en el caso de la educación secundaria. Por otra parte, el análisis de la suficiencia de recursos en los servicios de este tipo educativo da cuenta de que todavía existen muchas localidades carentes de oferta de nivel secundaria. Se hace notar que en una gran cantidad de municipios la única oferta disponible es la telesecundaria y, con base en datos de evaluaciones de cobertura nacional, se concluye que las poblaciones en condición económica más vulnerable tienen acceso a servicios educativos de calidad deficiente.

En la educación media superior, recientemente convertida en obligatoria, los problemas de acceso, retención y logro escolar son mucho más agudos que los detectados en la educación básica. En primer lugar, el nivel de cobertura alcanzado dista mucho aún de un objetivo de universalización. En varias entidades del país, señaladamente aquellas con mayores grados de pobreza, la cantidad de jóvenes que tiene acceso a este tipo educativo es una minoría. En la escala municipal se observa que las áreas rurales y las localidades de menor tamaño carecen de instituciones de educación media superior.

En el tipo de educación superior se observa que, pese a la dinámica de crecimiento registrada en los últimos años, la cobertura alcanzada es todavía muy insatisfactoria en el contraste internacional y persisten brechas importantes entre las entidades federativas. La distribución territorial muestra la persistencia de una pauta de centralización caracterizada por la concentración de servicios en las capitales de los estados. Además la oferta universitaria pública aún no alcanza a las ciudades de tamaño medio y mucho menos al ámbito rural. Tanto en el bachillerato como en la educación superior los indicadores de eficiencia terminal dan cuenta de un importante grado de abandono de los estudios dentro de cada ciclo escolar.

Cuadro 7. Municipios que cuentan con planteles de educación superior. Distribución por estados 2010


Fuente: Elaboración: Datos escolares sep, Estadísticas históricas nacionales [en línea], sep <http://www.dgpp.sep.gob.mx/Estadi/nacional/index. htm>; consulta: 21 de octubre de 2012. Datos demográficos inegi, Censo de Población y Vivienda 2010 [en línea], inegi <http://www.censo2010. org.mx/>; consulta: 21 de octubre de 2012.


Como se mostró en este apartado, uno de los problemas más severos del sistema en su conjunto radica en las transiciones entre niveles y entre ciclos educativos. El problema se presenta tanto en la pérdida gradual de estudiantes al interior del ciclo como principalmente en el pasaje de un nivel educativo a otro. Este problema se agrava a medida que se avanza en los distintos tramos de la estructura educativa, lo que perfila la forma piramidal que caracteriza el sistema educativo mexicano.